Gastronomía en Rutas del Vino de España (II)

La gastronomía local es uno de los atractivos más buscados en las Rutas del Vino de España. En este artículo continuamos el recorrido por los territorios de nuestras 36 Rutas del Vino, degustando algunos de los productos y preparaciones tradicionales de cada una de ellas. En esta ocasión viajamos a las del centro-norte peninsular, todas ellas en tierras castellanoleonesas.

La gastronomía local es uno de los atractivos más buscados en las Rutas del Vino de España. En este artículo continuamos el recorrido por los territorios de nuestras 36 Rutas del Vino, degustando algunos de los productos y preparaciones tradicionales de cada una de ellas. En esta ocasión viajamos a las del centro-norte peninsular, todas ellas en tierras castellanoleonesas.

Ruta del Vino de Zamora

Garbanzos de Fuentesaúco

En el siglo XVI los garbanzos de Fuentesaúco se consumían por los monarcas españoles de manera habitual y por su elevada calidad incluso llegaron a gozar de protección real. Hoy, este emblemático producto castellano —bajo Indicación Geográfica Protegida— se puede degustar en los muchos guisos de cuchara que se elaboran en la Ruta del Vino de Zamora: desde los pucheros más tradicionales, como los callos con garbanzos, hasta las nuevas propuestas como los garbanzos con boletus. También son tendencia en verano, cuando los encontramos en múltiples platos fríos de legumbres como la crema de garbanzos con ibéricos.

Ruta del Vino de Arribes

Pescados fritos y bacalao ajoarriero

Los espectaculares paisajes fluviales que perfilan el río Duero son hábitat para un buen número de pescados de agua dulce que siempre han sido la estrella de las cocinas locales. Los barbos, las anguilas, las sardas o las tencas suelen servirse fritas con una base de aceite de oliva virgen extra, que es otro de los preciados tesoros gastronómicos de la Ruta del Vino de Arribes. Para los amantes de los pescados marinos la opción es el bacalao ajoarriero, un plato que según la tradición se popularizó en Castilla por la mayor facilidad de transporte y conservación del pescado en salazón cuando no existían las neveras para almacenar el pescado fresco de la costa.

Ruta del vino de Rueda

Cochinillo al horno de leña

El cochinillo asado al horno de leña no solo es un imprescindible de la cocina castellana (ya se consumía en esta zona en época del Imperio Romano), sino un pilar gastronómico de nuestro país que por sí solo —y junto con el vino— merecería una escapada a la Ruta del Vino de Rueda. Se puede comer solo con ensalada o patatas fritas, pero también se presenta con acompañamientos más elaborados como las berenjenas fritas, los espárragos trigueros, las patatas duquesas o purés vegetales como el de boniato.

 

Ruta del Vino de Toro

D.O Queso Zamorano y Embutidos

El buen hacer de los ganaderos, charcuteros y queseros a lo largo de los siglos en este rincón de Castilla y León ha hecho que en la Ruta del Vino de Toro se hayan perpetuado unas elaboraciones tradicionales que dan como fruto quesos y embutidos de la más alta calidad y reconocimiento. El chorizo zamorano (con su pimentón D.O de la Vera) y el queso D.O Zamorano son sin duda dos de los puntos fuertes de la gastronomía toresana.

Ruta del Vino de Cigales

Morcilla de Cigales

Se la conoce en la región como «pan de pueblo» y se trata de una morcilla ligeramente picante elaborada con arroz, manteca y sangre de cerdo a la que se añaden especias naturales que pueden variar según el artesano. En la Ruta del Vino de Cigales se puede degustar simplemente frita o a la plancha, pero también podemos encontrarla en numerosos platillos gourmet como los crujientes de morcilla, los revueltos con gambas o setas, las croquetas de morcilla, los hojaldres o los pimientos del piquillo rellenos entre otras recetas.

Ruta del Vino de Ribera del Duero

Cordero lechal o lechazo

Una de las principales estrellas de los fogones en la Ruta del Vino de Ribera del Duero.

es el cordero lechal o lechazo. Los maestros asadores los cocinan en hornos de barro alimentados con leña de encina a 180 ºC y el resultado es una carne suave y muy sabrosa que además es baja en grasas. Igual que sucede con su compañero de asador —el cochinillo asado— el lechazo se puede comer solo o acompañado con compotas de manzana, salsas con miel, pimientos caramelizados o verduras salteadas.

Ruta del vino de Arlanza

Dulces conventuales

Los grandes conjuntos monásticos son una de las características del paisaje en la Ruta del Vino de Arlanza, lugares de recogimiento y devoción en los que desde siempre se han elaborado todo tipo de hojaldres, pastas de té, pastelitos, trufas y licores de hierbas hechos a mano por las hermanas de los diferentes conventos. En época navideña están especialmente demandados los turrones artesanos de almendra, los bombones de mazapán y los roscones de reyes.

 

#elenoturismoestademoda
Compartir en: