Castillos en las Rutas del Vino de España (II)
Cada castillo, fortaleza o palacio de las Rutas del Vino de España cuenta una historia, un secreto o un misterio. Sus muros han sido testigos de momentos únicos que pudieron cambiar el rumbo de los tiempos. Hoy día recobran vida cuando el viajero atraviesa su foso, pasea por sus salas o se asoma a sus almenas.
El momento de entrar en un castillo siempre está envuelto en algo de solemnidad, incluso de emoción al ser conscientes de que ese mismo camino ya lo recorrieron hace siglos algunos personajes que cambiaron el rumbo de la historia. Su ubicación, habitualmente en lugares de difícil acceso, hace que ese instante se haga desear mientras se enfila la ladera de la colina. Llegar a pie hasta arriba, sentir el aire en la cara y observar una panorámica parecida a la que sus antiguos dueños admiraba cada mañana es un privilegio. Y ese privilegio es el que os invitamos a gozar cuando recorráis alguna de estas seis Rutas del Vino. Anteriormente ya os habíamos recomendado otros tantos que encontraréis en este enlace: Castillos en las Rutas del Vino de España (1ª parte).
Ruta del Vino Cigales
Castillo de Fuensaldaña
De planta cuadrada y con una gran torre del Homenaje, el castillo de Fuensaldaña (Valladolid) atesora una historia digna de una novela. Fue mandado construir a mediados del siglo XV por don Alonso Pérez de Vivero, cuya familia también poseía el palacio vallisoletano donde firmaron su compromiso nupcial los Reyes Católicos. Sin embargo, don Alonso no pudo verlo terminado porque fue asesinado por conjurar contra Álvaro de Luna. Su hijo, Juan de Vivero, retomaría ese sueño… pero tampoco tuvo gran suerte porque los Reyes Católicos se lo confiscaron por apoyar a la reina Juana. Y, aunque más tarde fue devuelto a la familia, se confiscó de nuevo en 1520 debido a que el heredero Vivero asesinó a su esposa. Es decir, que su trayectoria ha sido de todo menos tranquila…
En tiempos más recientes ha cumplido una función de servicio público, mucho más útil: en su patio de armas se instaló el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León (fue la sede de la institución de 1983 a 2007) y hoy día se ha convertido en un excepcional Centro de Interpretación de los Castillos. No os perdáis el audiovisual con la leyenda negra de los primeros propietarios de la fortaleza.
Sin duda, esta visita es idónea para iniciar este paseo por los castillos de las Rutas del Vino de España y en especial por la Ruta del Vino de Cigales porque el vino ya formaba parte de esta tierra en el siglo X. Monarquía, nobleza y clero eran en aquellos tiempos consumidores y, gracias a los impuestos con los que se gravaba el vino, también se construyeron iglesias como la de Cigales, conocida como la ‘Catedral del Vino’ por ese mismo hecho.
Castillo de Fuensaldaña
Ruta del Vino La Manchuela
Castillo de Alcalá del Júcar
El castillo de Alcalá del Júcar (Albacete) es una de las fortalezas más sorprendentes del nuestro país, tanto observado desde la lejanía como al recorrer su perímetro palmo a palmo. Coronando una loma y con las casas blancas de la población deslizándose en cascada hasta la base del cerro, es una visita obligada en la Ruta del Vino La Manchuela. Para que situéis el castillo en la línea del tiempo, debéis saber que fue edificado por los almohades entre los siglos XII y XIII, así que encontraréis una buena muestra de arquitectura defensiva árabe. En el año 1213 fue conquistado por Alfonso VIII de Castilla, aportando su toque personal al mismo. Externamente lo que más llama la atención del conjunto es su gran torreón y las pequeñas torres de planta circular dispuestas en tres alturas.
Alrededor de esta fortaleza hay varias leyendas sobre la princesa Zulema que os contarán en la visita. Una de ellas la presenta como princesa cristiana que fue raptada por el rey moro Garadén para hacerle renegar de su fe y casarse con ella; pero la muchacha prefirió lanzarse desde lo alto de la torre del castillo a unirse con su captor. Una segunda versión, la presenta como princesa mora, hija del rey Garadén y, en esta historia, es Zulema la que huye con un caballero cristiano del que se enamora, para acabar felizmente asentados en el pueblo cercano que lleva su mismo nombre, Zulema.
Alcalá del Júcar es uno de los pintorescos pueblos de esta Ruta del Vino de La Manchuela, enmarcada entre los valles del Júcar y el Cabriel, menos conocida que otra pero donde el viajero puede sosegar el alma y cargar las pilas para todo el año.
Castillo Alcalá del Júcar
Ruta del Vino Jumilla
Castillo de Jumilla
Esta inexpugnable fortaleza es uno de sus tesoros arquitectónicos que encontraréis en la Ruta del Vino de Jumilla. Y es un tesoro vivo ya que, desde 2010, acoge interesantes exposiciones permanentes y temporales, además de un centro de interpretación.
El cerro donde se encuentra fue una ubicación codiciada desde la Edad de Bronce. Las primeras piedras del castillo las pusieron los árabes en torno al siglo XI para protegerse de los enemigos almorávides tras la desintegración del Califato de Córdoba. Dos siglos después, con la Reconquista, pasó a manos cristianas y fue cedido a Alfonso Téllez de Meneses por “su ayuda y fidelidad”.
Transcurrido el tiempo, en el siglo XV se incorporó al marquesado de Villena. Fue el momento en que se edificó su impresionantes torre del Homenaje y se reforzaron sus murallas. Sus fines bélicos no decayeron y cumplió su función en las guerras de Sucesión e Independencia, e incluso llegó a funcionar como prisión antes de ser abandonado. Por fortuna, en 1971 comenzó su rehabilitación con la que se logró un conjunto que respetaba su antigua estructura pero adaptada a una función didáctica y turística.
En esta fortaleza no hay que perderse una visita a sus mazmorras (la antigua cárcel), el centro de interpretación, las vistas desde la terraza de armas y el aljibe, donde se encuentra una exposición sobre la reconstrucción del castillo. Una senda llamada el Camino del Subidor conduce hasta la entrada de la fortaleza. Recorrerlo forma parte de la experiencia de visita, pero quienes tengan problemas de movilidad pueden solicitar el acceso en coche.
Como complemento a la visita del castillo, en Jumilla os recomendamos acercaros al Teatro Vico, la Casa Modernista y la iglesia Mayor de Santiago, y después, claro, probar alguno de los vinos de la Ruta, ya sea en un restaurante o en las propias bodegas.
Castillo de Jumilla
Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez
Alcázar de Jerez de la Frontera
En el siglo I a.C., el geógrafo griego Estrabón ya mencionaba las vides jerezanas en su libro Geografía haciendo referencia a que estos viñedos habían sido llevados allí por los fenicios en torno al 1100 a.C. Y ese dato queda constatado por los lagares descubiertos a las afueras de Jerez. Habría que esperar unos cuantos siglos hasta que se construyera el edificio que nos ocupa en esta visita por la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez, pues el Alcázar de Jerez, pertenece al periodo almohade, y fue edificado en torno a los siglos XII y XIII. Es uno de los ejemplos más claros de una ciudad fortaleza árabe, y no sólo acogía el poder político o militar sino que también era la residencia del ‘wali’ (los gobernadores del periodo almohade) y de los alcaides en época cristiana.
El Alcázar de Jerez es la construcción civil más importante del entorno jerezano y uno de los mejores ejemplos almohades de España. Entre sus muros se pueden visitar tanto recintos de aquella época como añadidos de otras culturas posteriores: los baños árabes, con sus lucernas estrelladas; la mezquita, que es la única que queda de las 18 que hubo en la ciudad; la preciosa botica, situada en el palacio Villavicencio; la cámara oscura, con su juego de lentes; el patio de armas; y hasta un molino de aceite. Y, por supuesto, no hay que dejar de pasear por los jardines entre flores, olivos y estanques con peces.
Este recinto suele acoger eventos culturales gracias a los cuales se puede descubrir su magia al anochecer o sentir cómo la música reverbera por sus amplias estancias. No dejéis de consultar su programación, sin olvidar, después, adentraros en la ciudad para completar la visita con alguna de las bodegas de la Ruta del Vino, tan espectaculares como el Alcázar y que reciben el sobrenombre de ‘catedrales del vino’.
Alcázar de Jerez
Ruta del Vino Ribera del Duero
Castillo de Peñafiel
Esta fortaleza medieval es uno de los emblemas de la Ruta del Vino de Ribera del Duero y uno de los lugares que hay que conocer en cualquier visita a la provincia de Valladolid. Erigida en el siglo X pero con grandes intervenciones en centurias posteriores (siglos XIV y XV principalmente), el castillo de Peñafiel impresiona por su buena conservación. La ubicación del mismo, que ofrece una excelente vista de los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, no fue elegida al azar, claro, pues desde aquí arriba se controlaba uno de los puntos de la línea defensiva del Duero.
Aunque el castillo esté situado sobre un altozano es posible acceder al mismo en coche, así que no hay excusa para dejar de visitar el Museo del Vino que alberga en su interior desde 1999. Disfrutaréis recorriendo sus estancias y ampliando el conocimiento sobre la historia y la cultura del vino que se narra en sus salas. Además, una de ellas está enfocada a las catas por lo que también disfrutaréis probando los vinos de este territorio.
Excepto los lunes y algunos festivos, el castillo abre al público todos los días el resto del año. Es uno de los lugares por los que os proponemos comenzar un recorrido enoturístico por la Ruta del Vino de Ribera del Duero, para seguir después con la visita de bodegas centenarias, bonitos pueblos llenos de historia, mesones donde degustar lechazo y algún que otro momento de relax en el antiguo monasterio de Valbuena, convertido hoy en balneario.
Castillo de Peñafiel – Paco Santamaría
Ruta del Vino Alicante
Castillo de la Atalaya o de Villena
La provincia alicantina atesora una propuesta turística poco conocida que siempre sorprende al visitante por la belleza de sus paisajes y el carácter genuino de sus poblaciones. Una de esas localidades es Villena, de la que Azorín dijo que guardaba “el secreto de la luz y el agua”. Bien, pues Villena también tiene un castillo… y es espectacular.
El castillo de Villena fue erigido en época almohade, en el siglo XII, y entre sus muros se refugiaba la población musulmana de la localidad. En 1240, cuando Jaime I lo conquistó, dio comienzo una etapa feudal en la que estuvo habitado, ocasionalmente, por personajes tan ilustres como Don Juan Manuel, autor de El conde Lucanor, que llegaría a ser el primer duque de Villena (siglo XIV). Tras varias idas y venidas y alguna que otra reforma, el castillo pasó a ser propiedad de los Pacheco, marqueses de Villena, hasta que los Reyes Católicos se lo arrebataron. Aún quedan huellas de proyectiles en el patio de armas; muestras bélicas que fueron acompañadas de otras posteriores en las guerras de Sucesión y de Independencia. Un detalle que no suele pasar desapercibido en la torre son los grafitis realizados por los presos.
Junto al de Villena, en la Ruta del Vino de Alicante encontraréis otros castillos en algunas otras localidades que forman parte de la misma. Podéis hacer un recorrido temático, pero no olvidéis completar la visita con los pueblos, espacios naturales y las bodegas de la Ruta, donde descubriréis un vino muy especial, el fondillón.
Los castillos, la historia y la gastronomía se dan la mano en las Rutas del Vino de España. Sólo es necesario otear el horizonte para descubrir sus joyas escondidas.
Castillo de Villena
Pepa García, periodista especializada en viajes.
Lleva más de dos décadas trabajando en prensa turística, cultural y gastronómica. Amante del turismo y la buena mesa, disfruta de la vida sencilla y el contacto con la naturaleza. Siempre la encontraréis cerca del mar.
#elenoturismoestademoda