Kris Ubach, periodista especializada en viajes

Tres maneras de viajar por la Ruta del Vino Rioja Oriental

En este escueto territorio a la vera del río Ebro por donde discurre la Ruta del Vino Rioja Oriental es posible transitar por todos los períodos de la historia de la humanidad. El itinerario podría hacerse en orden cronológico, empezando por los vestigios paleontológicos de un tiempo en que los dinosaurios paseaban por estos lares, siguiendo por la romanización (momento en que se introdujo la vid en la zona) y la época medieval, para acabar conociendo todo aquello que nuestra generación ha aportado a la historia. Pero también podríamos atravesar el territorio en sentido lineal siguiendo el Camino de Santiago a través de un ecosistema riojano extraordinario que es Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Una tercera opción para recorrer los dominios de la Rioja Oriental sería s un itinerario enogastronómico que pasara por el vino, por supuesto, pero también por el aceite, las setas y por todas esas delicias autóctonas que por sí solas ya justifican un viaje.

Ruta cronológica

Si nos propusiéramos una ruta siguiendo la línea del tiempo deberíamos empezar por dirigirnos a la localidad de Enciso para caminar por la Senda de los Dinosaurios. Este recorrido circular (de aproximadamente 6 kilómetros) nos lleva en pos de estos grandes animales ya extintos, que, vivieron aquí y dejaron sus huellas impresas en la arena. Abundan los yacimientos de icnitas (huellas fósiles de dinosaurios) y este camino pasa por siete de ellos como el de la Virgen del Campo, Senoba o Valdecillo, que atesoran más de 1.400 huellas. Para ambientar la caminata (y para alegría de los más pequeños) se han instalado grandes reproducciones de dinosaurios a lo largo de la senda. Un buen complemento a la excursión a pie es el Centro de Interpretación paleontológica de La Rioja, situado en el municipio de Igea, que custodia una colección fósil única de cuatro especies autóctonas y donde aprenderemos que hace 120 millones de años esta parte de La Rioja tenía aspecto de playa mediterránea.

Calahorra podría ser nuestra siguiente parada en este itinerario por la historia de nuestro planeta. Nos venimos, eso sí, a una época más reciente: hace unos dos mil años. Por entonces, este era territorio del Imperio Romano, que declaró esta localidad municipio de pleno derecho en época de Augusto (siglo II a. C). De aquellos tiempos nos queda el trazado urbano con partes de su acueducto, su circo y sus murallas, además de un edificio público y unas termas de época imperial. Se puede completar la visita en el Museo de la Romanización, donde entre otras cosas se exhibe el busto de la Dama de Calahorra, convertida en todo un símbolo de la localidad.

Yacimiento «Los Cayos» en Cornago, Ruta del Vino Rioja Oriental 

Ruta por el Camino de Santiago

La ruta cronológica puede continuar y combinarse con el siguiente itinerario por los valles riojanos a través del Camino de Santiago. Este viaje de peregrinación de origen medieval entra en La Rioja Oriental por Alfaro que presume, y con razón, de la majestuosa Colegiata de San Miguel Arcángel. A la arquitectura barroca del espacio se une el atractivo de las numerosas cigüeñas blancas que han escogido este preciso enclave para anidar. Cada año, más de 500 individuos se acomodan en cornisas, ventanas y tejados del templo conformando la mayor colonia urbana de esta especie del mundo.

El camino jacobeo continúa y atraviesa Rincón de Soto antes de entrar en Calahorra, que acoge al peregrino con toda una miríada de arquitectura devota en el Crucifijo, la catedral de Santa María o la iglesia de Santiago. Más camino mochila en ristre a través de otros municipios como Alcanadre, Arrúbal y Agoncillo (atención a su imponente castillo de Aguas Mansas) antes de cruzar el río Iregua para ir hasta a Logroño, donde al Camino de Santiago se unirán los peregrinos que hayan bajado desde Roncesvalles.

Mirador cigüeñas Alfaro, Ruta del Vino Rioja Oriental

Ruta enogastronómica

Más de la mitad de los pueblos de la Ruta del Vino Rioja Oriental tienen en su trazado urbano un barrio de bodegas. Son los lugares donde antaño se elaboraba el vino, espacios de trabajo tradicionales; prensas, lagares y depósitos que nos ayudan a recordar cómo era el arte vinícola en el pasado. En esta ruta enogastronómica hay que arrancar en estos barrios (los de Quel y Tudelilla son buenos candidatos) porque en ellos está el origen de un modo de vida —el de la cultura del vino— que ha perdurado hasta nuestros días en la región. En Aldeanueva de Ebro, el Museo del Vino ayuda a contextualizar todos esos espacios y los paisajes de viñedos que los rodean.

En el pasado, como hoy, en el territorio de la Ruta del Vino Rioja Oriental se trabajaba la variedad tempranillo pero también la graciano, la mazuela, la garnacha y la viura. Conviene saborear los vinos que se elaboran con estas uvas con recetas autóctonas de la tierra, como las sempiternas patatas a la riojana, un guiso tradicional que se elabora con tres ingredientes principales: patatas, chorizo y pimentón. Las chuletas de cerdo, las patas de cordero, el bacalao o las pochas con codornices también van perfectos con los vinos de la tierra.

La Rioja Oriental es tierra rica en uvas, pero también en aceitunas que se trabajan en almazaras y trujales que ofrecen visitas guiadas y degustaciones de aceites de oliva virgen extra galardonados con premios internacionales. Las setas y los champiñones son otro de los tesoros gastronómicos de esta región que se ha especializado en el fungiturismo. La localidad de Autol, por ejemplo, organiza las Jornadas del Champiñón y la Seta y en Pradejón (el mayor productor de champiñón de España) hay un centro de interpretación, rutas temáticas a pie o en BTT y varias champiñoneras visitables.

Barrio Bodegas QUEL, Ruta del Vino Rioja Oriental